‌Alergias: Cuando el Cuerpo Declara la Guerra a lo Inofensivo





Un Atardecer de Primavera en Madrid

En un atardecer de primavera en Madrid, Ana, una joven de 24 años, compartía una cena con amigos. Un bocado de postre —un flan con trazas de frutos secos— bastó para que su garganta comenzara a cerrarse. En minutos, su piel se cubrió de ronchas, la presión arterial se desplomó y el mundo se volvió borroso. «Pensé que era una intoxicación», recuerda. La ambulancia llegó justo a tiempo: era anafilaxia, una reacción alérgica severa que mata a 1.500 personas al año en Europa, según la Academia Europea de Alergia e Inmunología Clínica (EAACI).

Ana no estaba sola en su desconocimiento. Las alergias, aunque afectan a mil millones de personas globalmente (OMS, 2023), siguen siendo un enigma para muchos. No son simples estornudos o picores: son batallas microscópicas dentro del cuerpo, donde el sistema inmunológico confunde aliados con enemigos. Y en un mundo cada vez más urbanizado, hiperhigiénico y lleno de químicos, estas batallas se están volviendo más frecuentes y violentas.


‌El Sistema Inmune: Un Soldado Desorientado




Todo comienza con un error de identificación. El sistema inmunológico, diseñado para combatir virus y bacterias, detecta una sustancia común —polen, huevo, látex— y la marca como peligrosa. En la primera exposición, el cuerpo produce anticuerpos IgE, como si preparara un arsenal. En la segunda, esos anticuerpos se unen a células llamadas mastocitos, que liberan histamina: una sustancia que dilata vasos sanguíneos, contrae músculos bronquiales y provoca inflamación.

«Es como si sonara una alarma de incendio por una vela», explica el Dr. Luis Martínez, alergólogo del Hospital La Paz de Madrid. «La reacción es desproporcionada, pero biológicamente costosa». Este mecanismo, que evolucionó para protegernos de parásitos intestinales, hoy se activa contra el maní o el polen de olivo.


‌Causas: Un Cóctel de Genes, Contaminación y Exceso de Limpieza

La genética carga el arma, pero el ambiente aprieta el gatillo. Estudios en gemelos revelan que si uno tiene alergia, el otro tiene un 60% de probabilidad de desarrollarla. Genes como el IL-4 o el IL-13, responsables de regular la respuesta IgE, son frecuentes en familias alérgicas. Pero no basta con heredar la predisposición.

En las últimas décadas, las alergias se han duplicado en países occidentales. La razón, según la hipótesis de la higiene, es que los niños urbanos crecen en ambientes demasiado asépticos. «El sistema inmune necesita entrenarse con microbios», señala la Dra. Helena Vives, inmunóloga de Barcelona. «Sin ellos, se vuelve hipersensible». Un estudio danés de 2022 lo confirma: niños que crecen en granjas, rodeados de animales y tierra, tienen un 40% menos de alergias que los urbanos.

A esto se suma el cambio climático. El aumento de CO₂ estimula a plantas como la ambrosía a producir 50% más polen, según datos de la Universidad de Harvard. Y la contaminación —especialmente partículas diésel— rompe la barrera protectora de las vías respiratorias, permitiendo que los alérgenos penetren más profundamente.


‌Tipos de Alergias: De la Piel al Plato


 

Las alergias alimentarias son las más traicioneras. En un restaurante de Sevilla, Carlos, de 8 años, murió en 2021 tras ingerir leche oculta en un postre «sin lactosa». Su caso no es aislado: los alimentos causan 200.000 visitas a urgencias anuales en la UE, y los principales culpables son los frutos secos, mariscos y lácteos.

Pero no todos los síntomas son mortales. La rinitis alérgica, desencadenada por pólenes o ácaros, afecta al 25% de los españoles, según la SEAIC. «Es como tener un resfriado perpetuo», describe Marta, una maestra de 35 años alérgica a los cipreses. «En febrero, cuando florecen, no puedo salir sin antihistamínicos».

En el otro extremo están las dermatitis de contacto. El níquel en joyería barata, el látex en guantes o incluso tintes de cabello pueden convertir la piel en un mapa de rojeces y ampollas. Y luego están las alergias a medicamentos: la penicilina, por ejemplo, causa el 75% de las reacciones farmacológicas mortales, según la Agencia Española de Medicamentos.


‌Conclusión: Un Enemigo Común, Una Respuesta Colectiva

Las alergias no son un problema individual, sino social. Requieren investigación, educación y políticas públicas. Como advierte la OMS, si no se controlan factores como la contaminación y la dieta ultraprocesada, para 2050, la mitad de la población europea será alérgica.

Pero hay esperanza. En laboratorios, hospitales y hogares, cada avance —una vacuna, una ley, un autoinyector bien usado— salva vidas. Porque como aprendió Ana, en la guerra del cuerpo contra lo inofensivo, el conocimiento es la mejor arma.

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